14 mayo 2015

Siete de mayo a las seis de la mañana en Barcelona

Cendrine Rovini


Escrito a tres manos por
Laura Villar,  Martín Rangel y 
Aleida Belem Salazar
(Barcelona, España, 2015)


visto desde la óptica adecuada todo tiene el potencial de parecer 1 moretón
o la sombra codorniz de 1 pintura rupestre
incluso el tacto leve de una mano dentro de la propia mano
cuando es de noche y otra piel es la única salida
cuando alguien intenta escribir y la salida es solo desde la lengua
cuando alguien desde el otro lado del mundo pronuncia un gemido para abrir los ojos 
o las piernas de alguien sin piernas que caminan sobre el cielo
y el cielo no existe pues todo se reduce
a una respiración que tiende a la asfixia
y es ahí cuando uno vive, cuando no respira
y la vida se le escapa en el aliento expirado
pero no es el aliento la posibilidad de roce
de un cuerpo contra otro cuerpo 
no importa el sitio lejano de dónde provenga
el color la textura el tacto de esta piel extraña y universal
el roce que aproxima significa
todos los roces
todos los tactos tu tacto
billones de cuerpos que eclosionan
 al unísono de un bostezo
y al volver la mirada atrás no quedan
huellas que lo testifiquen
cómo entender que la longitud de los cuerpos
se mide en el tiempo que tardan las yemas de los dedos en recorrerse
para juntarse en el vacío de una piel desnuda
cómo entender el vacío de los cuerpos sin tacto
la soledad de los cuerpos sin caricias
medir la distancia que tarda la soledad en habitar 
un espacio distante el viejo continente vaciándose
en el pliegue del párpado mudo 
y la luna que pende a la mitad del cuarto como una vela que se apaga
esta noche que amanece dibuja su silencio en espirales
y la oscuridad es el hombro sobre el cual
la palabra duerme
acaso descanse la palabra como descansa la luz del mediodía
sobre los campos inmensos
algo así como una sábana entumecida por el tiempo
qué extraño es el lenguaje cuando se habla en tres acentos
alguien dijo que lo único que importaba era la lengua
la lengua mezclándose en tres bocas bífidas
la poesía qué la poesía para qué
la poesía qué 
un juego de dados entre ciegos
un asombro que desconoce
sus propias fronteras

un abismo de paisajes inundados 
una palabra insuficiente para nombrar el silencio de las cosas 
lo que callan
poesía qué
y los versos no dichos  que se arrastran como miles de gusanos

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